La Vanguardia. Dimarts, 31-07-1923
Un cabo del cuerpo de seguridad hiere a un guardia.
En la madrugada de ayer el sereno de la barriada de «Can Baró», José Muntaner, llevó al dispensario de Gracia a un guardia del cuerpo de seguridad que tenía el rostro bañado en sangre.
En el citado centro benéfico el guardia dijo llamarse Constantino Pujol, apreciándole los médicos una herida, por arma de fuego, de pronóstico reservado en la cara. A preguntas de los facultativos manifestó el herido que dicha lesión se la había causado frente al café «El Comercio» de la referida barriada, un cabo de su mismo cuerpo, cuyo nombre de momento desconocía, el cual le disparó dos tiros después de haber discutido los dos.
El herido, una vez curado de primera intenición, pasó en el coche-ambulancia a la Quinta de Salud «La Alianza».
Acerca de la forma en que ocurrió el hecho circulan diferentes versiones, siendo la más generalizada la siguiente:
A las tres y media de la madrugada el cabo de seguridad Miguel Florensa, iba acompañado del guardia Constantino Pujol, cuando al hallarse frente al café «El Comercio» sito en la barriada de «Can Baró», se empeñó en que el dueño del establecimiento, que ya estaba cerrado, lo abriera de nuevo y le sirviera unas copas. En los primeros momentos el cafetero se resistía, pero ante la insistencia con que se lo pedía el cabo, quien, por otra parte no cesaba de amenazarle, acabó por abrir el establecimiento. Como el guardia Constantino Pujol censuraba la conducta del referido cabo, éste echó mano de su revólver, y con él hizo varios disparos. Uno de los proyectiles le alcanzó, causándole una herida de pronóstico reservado en la cara.
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